"Poi piovve Dentro a l'alta fantasmi." ("Entonces comenzó el diluvio dentro de la mayor fantasía…” ) Dante Alighieri (El Purgatorio XVII.25)
De los Curadores. Kosovo nunca ha absorbido la modernidad. La modernidad ha sido un sinónimo de la destrucción y la estética extranjera.
Hasta finales de 1950, las ciudades kosovares mantuvieron su estructura medieval, pero con la unificación del estado comunista, las cosas empezaron a cambiar drásticamente.
Bajo programas desconocidos para los pueblos autóctonos, el gobierno socialista destruyó barrios para dar paso a nuevos edificios. Se ampliaron calles, se encauzaron ríos. Se utilizaron equipos de los tiempos modernos; acero y concreto.
Ciudades orgánicas, cercanas a la naturaleza, construidas a escala humana y con materiales naturales, fueron transformadas. Se vieron obligadas a ser "funcionales" para responder a la nueva sociedad socialista. Este proceso duró hasta que el movimiento posmoderno en la década de 1980, intentó restaurar la relación de la arquitectura con la tradición. Unos pocos edificios de este movimiento representaban una verdadera alternativa, la mayoría no. Finalmente el falso revival de lo originario, resultó incluso más dañino para las urbes.
La década de 1990 trajo más guerra, y con ella sufrimiento y destrucción. En el año 1999 comenzó la reconstrucción; cientos de miles de casas debían ser construidas, las instituciones se trasladaban entre edificios existentes y nuevos, y comenzó la especulación inmobiliaria. La supuesta tendencia de "diseño y construcción" era de hecho "construcción sin diseño", mientras se edificaba lo más posible. Los resultados han sido, y siguen siendo, desastrosos.
La exposición juega con la idea de la visibilidad y el borrado. 720 "Shkembi", sillas antiguas tradicionales, se utilizaron para construir la torre circular Shëmbi. "Shkembi" en albanés es una palabra muy antigua que significa silla y roca a la vez. La propia silla tradicional es la parte más antigua de un mobiliario que ha pasado por siglos casi sin cambios hasta nuestros días.
En una pared, 360 postales con imágenes, mostrarán Kosovo y Prizren particularmente (la ciudad más típica de Kosovo) en dos estados, antes y después de la modernidad; enseñando el paulatino pero absoluto borrado de la identidad regional. Las postales estarán en aparente desorden y en constante cambio, ya que los visitantes pueden llevárselas con ellos. Cada nueva capa de tarjetas revelará nuevas imágenes, antiguas y nuevas, representando la confusión y la mixtura de las ciudades kosovares en la actualidad. Nuestra exposición es sobre el proceso de hacer visible lo que hemos perdido y lo que nos queda en nuestro viaje. Desmentimos que la arquitectura sea más fuerte que el caos.